El bosque embrujado by Geronimo Stilton

El bosque embrujado by Geronimo Stilton

autor:Geronimo Stilton [Stilton, Geronimo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Infantil, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-01T05:00:00+00:00


»Luego, un lejano día de verano, del mar tempestuoso empezó a soplar un viento terrible y preocupante que traía olor a muerte. Nos preguntamos largo tiempo qué podía significar aquello. La vigilancia se intensificó y los centinelas escrutaban el horizonte día y noche, pero sólo vieron llegar nubes. Eran nubes extrañas, atronadoras y espesas, nubes color sangre que ocultaron el sol. Y desde aquellas nubes, volando sobre extrañas criaturas, descendieron las brujas. Entonces comenzó la guerra.

»Bandadas de brujas aulladoras arrojaron con sus lanzas hechizos de destrucción que redujeron a polvo las casas, mientras feroces murciélagos rojos se abatían sobre los guerreros y los devoraban…

»En sólo dos días, fueron aniquilados la mayoría de los enanos. El propio Riolento, que por entonces fluía cristalino, se refugió bajo tierra obedeciendo órdenes de Golondrina, el hada que lo protegía y que, al tener noticias de la batalla, acudió en auxilio de los enanos.

»Entonces pensamos que todo se resolvería. Que el hada derrotaría a las brujas y ayudaría a los pocos guerreros que quedaban a expulsar a murciélagos y demás criaturas malignas… Golondrina lo intentó. Reunió a las golondrinas y estas aves se batieron mucho tiempo contra los aliados de las tinieblas, en nubes negras, blancas y rojas que se desplazaban por el cielo.

Como si tuviera que tomar aire, la voz se paró un instante y los abedules se estremecieron. Luego reanudó el relato.

—La batalla arreció durante días. Golondrina consiguió detener el avance de aquella ola maligna. Pero todo lo que las brujas tocaban se transformaba en muerte, y el poder de una sola hada no era suficiente para salvar lo que destruía todo un ejército de brujas. Nuestras tierras hermosas y floridas pronto se degradaron. Se abrieron pozas de agua maloliente y, en ellas, extraños pasajes por los que llegó más muerte y dolor.

—Los Espejos de las Hordas —murmuró Sombrío.

—Por allí vinieron los orcos. Y con ellos llegó también nuestro fin. Golondrina combatió lo mejor que pudo, pero un día partió para la cala de la Sombra con unos pocos guerreros y nadie la vio volver. Sólo uno de los enanos que iban con ella regresó y refirió que había sido vencida. Nadie quiso creer sus palabras, pero lo que ocurrió después demostró que no mentía.

»Ninguna golondrina surcaba ya el cielo. El Mal se propagó entonces como una mancha de sangre. Los que aún resistían pronto fueron capturados o bárbaramente asesinados. Y lo que antaño había sido el Reino de los Enanos Grises pasó a ser el Reino de los Orcos.

»Los enanos que no murieron fueron hechos prisioneros y conducidos encadenados al Reino Oscuro a través de aquellos pasajes hechizados, donde se convirtieron en esclavos de las brujas.

Pavesa se estremeció violentamente.

—¿Y aquí qué ocurrió?

—Ocurrió que un pequeño grupo de guerreros no se rindió, huyó a las Tierras Humeantes y desde allí encontró el camino a este bosque, donde se refugió para pensar en cómo liberar a los prisioneros y echar a los orcos. —Hizo una breve pausa antes de continuar—. Nosotros éramos esos enanos tenaces, dispuestos a combatir hasta el fin.



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